¿Sobredosis sentimental?
Hablábamos de audiovisual y decía Gonzalo que el tiempo es limitado y todo el mundo busca emociones. Y ponía como ejemplo a Coca-Cola “que hace una publicidad que es, dicho simplemente, entretenimiento para vender agua con azúcar y está dispuesta a ofrecer emociones para salir de la hiperabundancia y el ruido y no le importa que se remezclen o manipulen… incluso hasta en su contra. O, de momento, parece no importarles”.
Compartimos su interpretación sobre que el exceso de imputs nos está llevando a demandar otro tipo de escasez. Lo cierto es que empieza a dar la impresión de que esta constante oferta-búsqueda (o viceversa) de emociones bien pudiera parecer un refugio contra esa “ardua tarea de asimilar el conocimiento”.
El resurgimiento económico nos ha llevado al exceso de protagonismo de los números dejando que lo social y lo económico caminaran sin apenas puntos de intersección. Ahora, ante la evidencia de que las cuentas no cuadran, empieza a golpearnos el efecto péndulo al que se refiere la segunda ley de la dinámica de Newton: a toda acción le corresponde una reacción, lo que en dinámica de grupos se traduce como que a todo rol le corresponde un contrarol.
Este reactivo comportamiento, que resulta habitual en la etapa adolescente,parece indicar el grado de madurez social que aún nos falta porque el problema no es tanto la tendencia como la falta de horizonte en la mirada
un buen liderazgo es necesariamente adaptado a aquello que lidera o aspira a liderar, más allá de algunas generalidades que valgan en todos los casos; cuando esa realidad que hay que liderar aún no existe, sino que se está creando… muchas de las “reglas” sobre el liderazgo creo que hay que cogerlas con pinzas.
lo primero para un líder es que sepa interpretar la realidad que le rodea, de manera global, y creo que es verdad, y de hecho me parece un rasgo diferenciador entre unas y otras personas: el horizonte de la mirada.
Desde el principio hemos sido conscientes de que Máscaras podía ser presa fácil de la interpretación sensiblera, de ahí la necesidad de tomarnos el tiempo necesario para excavar y poner orden en lugar de aprovecharnos de tendencias y modas. Porque no hay que olvidar que “siempre vamos por detrás de aquellos cambios del entorno que despiertan la necesidad de que espabilemos” y, para poder avanzar es imprescindible trabajar la intención
… no nos podemos conformar con hacer muchas cosas, y hacerlas bien. Quiere decir que tenemos que poder nombrar con autenticidad el propósito que las guía; quiere decir que debemos tener la lucidez de identificar no sólo lo que nos motiva, sino lo que nos mueve; quiere decir detectar si somos prisioneros de los éxitos del pasado y de la repetición de pautas de comportamiento heredadas
Insistimos en que la creatividad es un fenómeno sistémico más que individual así que no hay manera de saber si una idea es valiosa hasta que pase por la evaluación social.
Gonzalo hablaba de nostalgia aplicada al cine y decía que parece que estamos cayendo en los defectos reconvertidos en ideología. Pues eso es lo que no queremos, aunque nos lleve más tiempo.
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Tamara García says:
“El camino más difícil” es el que elegimos, y lo hemos hecho, porque creemos en el trabajo realizado y su potencia.
Nuestro “código genético” nos impide dejarnos llevar por lo que no es acorde a lo que pensamos y queremos hacer.
En Máscaras hay mucho respeto desde siempre, tanto entre las personas que hemos participado como por el trabajo realizado y, siguiendo la misma línea coherente, su transmisión a la sociedad también debe ser así.
Iago says:
La defensa de lo sistémico ejemplificando el concepto de ensayo y error. El esfuerzo como concepto y no como camino obligado. La posibilidad de crear a partir de las diferencias. La comprensión como el único principio valido para lograr la inexistencia de barreras, sin que llegue a ser necesario derribar nada: “trabajar la intención”.
Isabel Iglesias says:
Íbamos a “documentar un proceso” y resultó ser un proyecto mucho más grande y más complejo de lo que alcanzábamos a ver. Nos ha hecho remover los cimientos, como empresa, como equipo y como apuesta de futuro. Y en un momento que no el más apropiado para tanta innovación, interna y externa…
“Máscaras” nos fue ayudando a quitar también nuestras máscaras, por eso creemos en el trabajo realizado y en su potencial. Y por eso creemos que merece la pena el esfuerzo hasta el final. O hasta el nuevo punto de partida… Por pura coherencia.