La cultura convierte a una multitud en una audiencia
TrasTornados es el título del próximo estreno de un documental de creación, realizado con el apoyo de la Diputación de A Coruña. Un título polisémico que puede referir a:
… la gente que se encuentra tras un trastorno,
… o directamente los trastornos,
… o quizás una referencia a los cazadores de tormentas que persiguen accidentes climáticos para tratar de avanzar en su conocimiento.
Puede ser una de estas interpretaciones, o pueden ser las tres, porque estamos hablando de personas con TDAH, un colectivo de inmensa diversidad (y seguro que, la mayor parte, no diagnosticado) en el que se pueden encontrar las tres representaciones: quien lo sufre, lo que se sufre, o la lucha constante por comprender que es lo que se sufre.
Es decir, también puede entenderse como las pequeñas o grandes transformaciones que quedan tras lo paso del tornado de las situaciones personales y contextuales que se producen en torno a las personas que, en diferentes medidas, tendemos la etiquetar cómo algo tan, de momento, “poco” entendido como es el TDA(H).
Porque lo cierto es que entre lo que tendemos a denominar con la estigmatizante etiqueta de “trastorno”, hay un amplio espectro de tipologías, incluidas personas con altas capacidades que, tal vez, simplemente tuvieron la suerte de tener el apoyo preciso para desarrollar capacidades en lugar de quedar atrapadas en los atrancos.
Hoy en día, hay muchas personas famosas que han reconocido públicamente su TDAH, como es el caso de Anxo Carracedo, catedrático de Medicina Legal, investigador y experto internacional en genética, y miembro de lana Real Academia Gallega de Ciencias. O el sobradamente conocido psiquiatra, investigador y profesor español nacionalizado estadounidense, Luis Rojas-Marcos de la Viesca.
Pero también en otros muchos ámbitos: Steve Jobs, cofundador de Apple, Michael Jordan, mítico jugador de la NBA, Michael Phelps, nadador medallista Olímpico, Fernando Verdasco, Jim Carrey, Will Smith, Sylvester Stallone, Nacho Vigalondo…
Sí, pero en el fondo estos reconocimientos públicos no dejan de ser un argumento perverso que, en lugar de servir como ejemplo de la amplitud del espectro, tiende a excluir a quién no tiene esas oportunidades en grupos de “personas problemáticas o con mal comportamiento».
La selección cultural de las «ideas naturales»
Como uno de los pilares de la APM desde su nacimiento en 2014, y ya antes como motivo para su fundación, la mirada hacia la diversidad es uno de los ejes de oportunidad para avanzar, con una especial atención a lo que damos en llamar personas y colectivos en riesgo de exclusión, ejemplo de segmentos de la sociedad que, con demasiada frecuencia, suelen quedar fueran de los circuitos “normalizados”.
Por pura simplificación argumental, o falta de mecanismos de apoyo, cuesta hacerse un hueco en la capacidad de generar cultura.
En este tránsito de la entidad, y como parte de su evolución, en el año 2018 entramos en contacto con un colectivo que nos era enajeno: el de las personas con TDAH (y sus contextos familiares y educativos).
Teniendo ya desarrolladas herramientas de trabajo aplicadas en otros contextos, encontrarnos con la realidad del TDAH supuso una enorme sorpresa por un motivo principal: El gran desconocimiento de su problemática, algo que, además, implica un notable esfuerzo de darse a conocer por parte de las personas afectadas.
Nos sorprendió también a la importancia que daban a las actividades culturales como mecanismos de trabajo, llegando incluso a utilizar los proyectos en los que participaron con la APM en talleres y sesiones de formación y sensibilización.
Es decir, dentro de todo este desconocimiento destaca una idea esencial: El Trastorno por Déficit de Atención y Hiperactividad es un universo en sí mismo, con una increíble variedad de casuísticas que mismo llegan a mezclarse con otras afecciones y “trastornos”. Un enorme caos en el que la comunidad de personas afectadas que tienen que enfrentarse al reto añadido de hacerse entender.
Esta introducción al universo del TDAH fue el regalo que nos hizo el primer contacto con la entidad AnhidaCoruña, que se nos descubrió como un motor silencioso a la hora de trabajar un desarrollo comunitario entre familias y personas afectadas. Desde aquella, todo fue un continuo aprendizaje: desde los grupos de trabajo de adolescentes para saber adaptarse a los requisitos sociales, pasando por las sesiones con las familias, y llegando a los estudios que sitúan el TDAH como generador de desigualdad dentro del colectivo de personas reclusas en instituciones penitenciarias.
En definitiva, tras lo inmenso trabajo realizado en los contextos institucionales (tanto a nivel legislativo cómo en la educación) por asociaciones como AnhidaCoruña, cuya representante es también vicepresidenta de la Federación Gallega, descubrimos que la titánica labor desarrollada por la comunidad de afectadas, era un tema en sí mismo que pedía, de alguna manera, el abordaje de la sensibilización y difusión de otra manera.
Pero la forma es importante
Si algo nos quedó claro en estos años fue la capacidad de implicación por parte de las personas para (auto)reconocerse, para generar espacios seguros en los que hablar del mundo y de cómo adaptarse (o adaptarlo). Una constante busca de mecanismos por su parte para aprender a convivir y a ser aceptadas, siempre luchando contra la mediatización de un “trastorno” maltratado en su difusión en los medios generales.
Es por este motivo que para contar esta historia no se puede tomar el papel de AnhidaCoruña como la de “objeto a representar”, sino como parte en la construcción del relato, una narración (y narrativa) que no puede depender de la perspectiva ajena y contemplativa, sino que debe contar con las decisiones de aquellas personas que quieren transmitir un mensaje al mundo para ser comprendidas, pero que también reclaman su derecho a entender al resto desde su diferencia.
Es decir, no es un documental “sobre”, sino un documental “con”
El documental no se puede enfocar como un trabajo lineal y cerrado, por eso tenía que contar con la participación activa de quienes saben de que saben del que hablan, y de ahí surge la necesidad de generarlo a partir de un proceso colaborativo, en el que las partes sepan entenderse para llegar a un consenso. Y también a unificar las herramientas narrativas para conseguir que el relato tenga el mayor grado de credibilidad posible.
Hablamos de una apuesta narrativa extensa en el tiempo en tanto que promueve la indagación desde diferentes puntos de vista, posibilitando tanto la reflexión como el análisis dentro del propio proceso para poder establecer las pregunta y, tal vez, algunas respuestas.
Un proceso que puede estar más cerca de Feng Ai (Bing Wang, 2013) y su radicalismo documental, o de la reflexión de Monos Como Becky (Joaquín Jordà, 1999).
En TrasTornados, se une la experiencia del ámbito social en el que trabaja Anhida, con la de los mecanismos de trabajo innovadores y propios de la APM para el desarrollo de un proyecto cultural que ponga de relevancia:
- La toma de conciencia del que significa “estar en la vida pública”: Esto es, protagónicos que aportan desde las situaciones en las que se ven envueltos.
- Contar en clave de “gramática cinematográfica”: Con personas y elementos de la vida real y los Espacios como elemento narrativo.
- Trabajo previo de investigación y con el-creación para el desarrollo de la escaleta para desarrollar el guion documental: entender la relación del entorno con las personas protagonistas, lo que abre un abanico de posibilidades a partir de las experiencias reales de las participantes sustituyendo el concepto de “reivindicar” por los de “evidenciar y constatar”.
- Con especial atención al significado de la percepción de las emociones y sentimientos manifestados en la investigación realizada
- Carácter orgánico: dejar que sigan emergiendo los personajes para que puedan hacer sus las situaciones
Sin embargo, un subrayado específico. Por el tema a tratar, se tenía que dar especial relevancia al proceso, pero, en cuanto que producto cultural, tiene que responder a las características de calidad y, precisamente por el tema a tratar, tiene que resultar ameno y atractivo para la audiencia.